Ocupación Haitiana
Boyer al tomar posesión de la parte Este de la isla dispuso una serie de medidas tendentes a cambiar la situación imperante, como fue la abolición de la esclavitud, lo que benefició a unos nueve mil esclavos, pero al mismo tiempo, los obligó a permanecer en las parcelas, para que trabajaran la tierra de los esclavistas, tratando así de conciliar intereses.
Otra medida lo fue la internacionalización de los mecanismos jurídicos y políticos que regirían la vida del país, notablemente su división en diversas unidades, la representatividad de las poblaciones por electores en diversos niveles y la puesta en vigencia del código civil francés.
A partir de Boyer la tierra dejó de ser un monopolio de la clase dominante para aprovechar el plus producto generado por los productores directos, fueran libres o esclavos. Boyer creó las bases del sistema agrario que todavía en nuestros días mantiene gran importancia.
Boyer desplegó una ofensiva bastante consistente contra el predominio económico de los hateros y contra el sistema de la ganadería extensiva, sentando las bases de un desarrollo agrícola muy superior al que hasta entonces existía.
De ahí que el período haitiano en su primera parte fuera además de cambios sociales e institucionales, de notable crecimiento económico. Durante la ocupación haitiana, se consolidaron las nuevas relaciones de producción que se venían gestando desde el siglo XVIII.
Se pueden definir las nuevas relaciones como de pequeña propiedad mercantil precapitalista, y fueron dominantes en general durante el transcurso del siglo XIX.
Fue con la ocupación haitiana que el nuevo modo de producción se hace plenamente dominante, al liquidarse la esclavitud, repartirse tierras a quienes no la tuviesen, liquidarse lo fundamental de las rentas feudales, limitarse sensiblemente al poder social y político de los hateros y fomentarse el desarrollo de la agricultura.
Para el año 1827 la situación se tornó crítica para el gobierno debido a la resistencia de los ciudadanos a pagar impuestos decretados por Boyer, quien apeló luego al recurso de emitir papel moneda iniciándose así un proceso de devaluación del gourde haitiano, el cual era la moneda oficial en ambos lados de la isla. Al mismo tiempo esta situación aumentó el descrédito internacional del gobierno.
La crisis crónica del modelo se basaba en el hecho de que los pequeños campesinos no tenían medios ni interés en desarrollar renglones mercantiles regulares, ya que no tenían mano de obra, ni recursos técnicos, financieros, etc.
Se veían explotados por los comerciantes, razón por la cual producían para el mercado lo imprescindible para procurarse algunos artículos manufacturados provenientes del exterior.
La ausencia de una clase dominante agraria moderna y la fragmentación de la propiedad, junto a la rusticidad tecnológica, causaron la inexistencia del mercado interno y una pobreza crónica generalizada.
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